martes, 26 de febrero de 2008

Quienes somos


Confortaos en el Señor y en su vigorosa fuerza. Revestíos la armadura de Dios a fin de que podáis defenderos de las insidias del diablo. Pues no trabamos combate contra adversarios de carne y sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los que tienen el imperio de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos, moradores de las regiones etéreas. Por tanto vestíos la panoplia de Dios a fin de que en el día malo podáis resistir, y bien pertrechados, sosteneros fieles.
De consiguiente manteneos firmes, ceñidos los lomos con la verdad, y revestíos con la coraza de la justicia. Y calzados los pies con la presteza que da el evangelio de la paz. Abroquelaos en todo momento con el escudo de la fe, con que podáis extinguir todos los dardos encendidos del Maligno. Y cubrid la cabeza con el yelmo salvador, y empuñad la espada espiritual que es la palabra de Dios. A este fin tened el espíritu en oración incesante. Asimismo en vela continua y perseverante, orando por todos los santos...Dar a conocer el misterio dell evangelio.
Carta de San Pablo a los Efesios 6-10,20

Pues somos personas llamensé laicas, que defienden la fé católica, que defienden la verdad de Cristo, pues no existe otro modelo de vida que nos lleve a la felicidad eterna, desde aquí intentaremos difundir el mensaje de Dios, para que todos los hombres de buena voluntad, y para los que tengan dudas o quieran conversar también, encuentren respuesta a sus dudas. Aquí defendemos todos los valores Católicos, y tomamos como fuentes la Sagrada Biblia, el Catecismo de la Iglesia Católica y la Tradición apostólica.
La Milicia Defensores del Catolicismo intenta potenciar y ayudar a todas las asociaciones, congregaciones, movimientos, etc., que defiendan el mensaje de Cristo, que defiendan la Doctrina de la Iglesia Católica, en definitiva, la Milicia Defensores del Catolicismo intenta, como otras muchas, acercar a cada persona a Cristo, y también protege la palabra de Dios y el cuerpo de Dios en la tierra.
Dónde iríamos nosotros sin tí Señor, sin tu Espíritu, estábamos muertos y nos resucitaste, estamos perdidos y sólo tú nos guías. Espíritu de Dios, ilumínanos en el Camino, para que eternamente junto con nuestra madre la Virgen María, gozemos de la contemplación del rostro de Dios.

Juan Antonio López

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