viernes, 7 de marzo de 2008

NUESTROS JÓVENES


Amigos, creo que todos sabemos que algo le pasa a la juventud de hoy en día, cuando lo que más valora es el sexo, la risa, y la posesión de artículos; amigos, de verdad podemos pensar que con estos criterios de vida, con estos principios, ¿podemos obtener unas generaciones que hagan de este mundo un mundo mejor?, no lo creo amigos.

Pero para solucionar este gran problema, qué podemos hacer, primero debemos buscar las soluciones donde estén, y quien nos da esas soluciones, donde podemos encontrar esos principios de vida que todos admiramos y valoramos, como la responsabilidad, el respeto, la solidaridad, la esperanza, la generosidad, etc., creo que esos valores todos absolutamente todos y muchos más, los podemos encontrar en la Doctrina de la esposa de Cristo, en la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, un fugaz ejemplo:
Contra la Soberbia- Humildad, contra la avaricia- generosidad, contra la lujuria- castidad, contra la ira- paciencia, contra la gula- templanza, contra la envidia- caridad, y contra la pereza- diligencia. Amigos, es un claro ejemplo de lo que nos puede enseñar la Iglesia.

Pero claro otro tema a desarrollar sería cómo, y creo que la respuesta es clara, mediante la educación, y mediante la educación desde casa, siguiendo por la escuela, y terminando por los mass media, creo que esta es la pata coja de la mesa, cuando la educación hoy en día está basada en la libertad total en un niño de 7 años, tanto en su casa como en la escuela, creo que el problema empieza por ahí, debemos enseñarle a los niños el respeto desde el principio, debemos enseñarles a los niños la responsabilidad desde el principio, etc., etc., pues si no es así, luego como pretenderemos que lo aprendan con 20 años, como podremos exigir algo a alguien que no se le ha enseñado, por eso después nos tienen que inundar a leyes restrictivas, es normal que cuando falta el respeto a los demás, la solidaridad con los demás y la responsabilidad en nuestras acciones, nos tengan que poner leyes hasta para dejar de fumar, contra el botellón, etc., etc..

El pensar en el bien común es pensar en el bien propio, si eso no se lo enseñamos a nuestros hijos desde pequeños luego no podemos exigírselo de mayores. Empecemos por nosotros, seamos responsables, respetuosos y generosos con el prójimo, y daremos ejemplo a nuestros descendientes.

Juan Antonio López

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